SASE, concepto disruptivo acuñado por Gartner en 2020, propuso una visión clara: unir conectividad y ciberseguridad en una arquitectura en nube como evolución natural del networking empresarial.
Desde entonces, varios analistas anticipaban que en los siguientes diez años más del 50 % de las organizaciones adoptarían SASE como base de su estrategia de conectividad y seguridad.
La realidad hoy es distinta; sí fue disruptivo, sí es innovador, pero la adopción no ha alcanzado la velocidad esperada. Puede que el presupuesto o la complejidad técnica sean frenos visibles, pero un obstáculo adicional que ha tenido mucho impacto en hacer más lento su progreso es otro: los silos estructurales en las áreas de TI. Es simple: cuando conectividad, nube y ciberseguridad operan de forma aislada en la misma organización, la transformación hacia SASE y hacia cualquier estrategia de ciberresiliencia real, se vuelve casi imposible. Cada uno con sus necesidades, sus presupuestos, sus operaciones… y el resultado nunca es óptimo frente a un enfoque transversal.
Por eso, este artículo no busca explicar SASE como tendencia más, sino invitar a evaluarlo en serio, rompiendo barreras y adoptando la convergencia como estrategia. Porque donde antes había silos, el futuro exige convergencia 360.
La evolución que nos trajo hasta aquí
La historia de la conectividad es la antesala de SASE:
La lección es clara: cada evolución no reemplazó lo anterior, lo integró. Y SASE no es distinto. No es un salto al vacío, es el siguiente paso lógico sobre la base ya instalada de conectividad segura.
Las barreras: de frenos a catalizadores
Si la evolución es tan lógica, ¿qué ha frenado la adopción?
Mucho se ha dicho. La percepción de complejidad, los modelos de inversión en CAPEX, la escasez de talento especializado, los mitos de desempeño, la fragmentación de soluciones heredadas. Son frenos reales, pero superables con modelos gestionados por Telcos y con plataformas unificadas como Fortinet.
Sin embargo, la barrera que más impacto tiene es organizativa. En la mayoría de las empresas, conectividad, nube y ciberseguridad trabajan en silos. NetOps y SecOps no se hablan. Cada área defiende su presupuesto, su visión, su operación. El resultado: proyectos trabados, políticas que no se alinean, respuestas a incidentes que llegan tarde.
Según una reconocida firma de industria (TFIR), el 50 % de las empresas reconocen que la falta de colaboración entre equipos de red y seguridad ha retrasado implementaciones críticas. TechTarget lo resume en una frase: las principales barreras de SASE no son técnicas, sino estructurales.
Aquí está el punto clave: SASE no es solo convergencia tecnológica, es convergencia organizativa. Y sin esta, la transformación se queda a medias.
El contexto de Panamá: resiliencia y cumplimiento en juego
En un mercado como Panamá, las barreras no son abstractas, son palpables.
Y a esto se suma la condición única del país: hub logístico y financiero regional. Aquí, la resiliencia operativa y el cumplimiento normativo no son opcionales, son mandatorios. Bancos, entidades de gobierno, operadores logísticos, todos dependen de continuidad y seguridad transversal.
En este contexto, SASE no es solo evolución tecnológica: es una necesidad estratégica para garantizar continuidad y cumplir con regulaciones cada vez más exigentes.
Telcos: los habilitadores naturales de la convergencia
SASE no puede implementarse en el vacío. Requiere un aliado que entienda tanto de redes como de seguridad, y ese aliado natural son los Telcos.
Solo los Telcos pueden dar ese doble valor: convergencia tecnológica + convergencia operativa con expertos certificados.
Fortinet: de la promesa a la realidad
La pieza final de esta historia es la tecnología que lo hace posible. Y ahí, Fortinet marca la diferencia.
Fortinet no solo entrega innovación y disrupción, cierra el loop perfecto al convertir esa tecnología en servicios reales, ofrecidos por Telcos con recursos certificados.
Preguntas que recomiendo que cada líder de TI debe hacerse y les ayudarán a identificar el camino a seguir:
El momento de la convergencia 360
El futuro de la conectividad segura ya llegó. SASE es disrupción tecnológica, pero no basta con implementarla, exige romper silos y llevar la convergencia también a las estructuras internas.
En América Latina, el camino más sólido es claro:
La pregunta ya no es si adoptar SASE, sino cuándo y con quién. Y la respuesta está en manos de quienes se atrevan a romper barreras y dar el salto hacia la convergencia 360.