La transformación digital no es un hecho aislado, ni solamente digitalización o incorporación de tecnologías, sino que es un proceso de transformación estratégica mucho más amplio.
Hoy en día, en los mercados, ya no gana el pez más grande sino el más rápido. Es por eso que la transformación digital requiere de una organización más flexible, ágil, rápida, creativa e innovadora, capaz de cambiar y re inventarse estratégicamente en los actuales paradigmas de incertidumbre y cambio continuo. La velocidad de transformación organizacional para la implementación tecnológica es la gran ventaja que toda empresa está buscando.
Habrá entonces, que aprender a cambiar y a generar procesos de transformación digital que dependerá de 3 factores claves: productos y servicios, procesos, personas y tecnología.
El rápido avance de la industria 4.0 y la transformación digital necesitan una organización con mentalidad de aprendizaje, cultura de equipo, liderazgo compartido y positivo, colaboradores comprometidos con nuevas competencias digitales y humanas, una organización donde se fomente la comunicación, empatía, colaboratividad, con creación y la innovación abierta, donde las ideas fluyan y se transformen en resultados extraordinarios.
La cuarta revolución industrial 4.0 aún incipiente solo nos promete dos cosas: que la evolución tecnológica será exponencial y que la transformación digital no es un “cambio” sino una “evolución”. La evolución tecnológica no es lineal sino exponencial.
La transformación digital es el desarrollo estratégico de los ejes de la industria 4.0:
“Una vez que comienzan a integrarse estos ejes en el desarrollo de productos, servicios, conocimiento y procesos en la empresa el negocio se transforma muy rápido.”
Es por eso que la transformación digital se desarrolla en un proceso integrado con gestión del cambio y aprendizaje organizacional continuo.
En una vertiginosa aceleración de la nueva economía digital, es necesario desarrollar en la empresa una mentalidad de crecimiento, una cultura digital y una transformación digital como actitud.
Por eso se hace tan necesaria la formación continua y la inversión decidida y planificada en innovación. Porque en el mundo actual, cambiante y disruptivo, la rapidez y efectividad son los pilares básicos de la nueva competitividad. Quedarse atrás pone en juego el presente y el futuro del negocio.
El cambio ya no es un destino, es una forma de vida, es continuo y disruptivo de ahora en más. La transformación digital es una evolución transversal a toda la organización y cadena de valor del negocio.
La transformación digital sirve para agregar valor al cliente, para resolver más eficientemente sus necesidades, deseos y expectativas, potenciando productos y servicios, procesos productivos, logísticos y financieros.
El mundo cambió y estas son sus reglas. La pandemia y la recesión lo aceleró todo. Nos guste o no, el futuro es digital, pero necesita del factor humano para hacerlo posible. No se trata de incorporación tecnológica, sino de evolucionar la mentalidad y las estrategias para mejorar los resultados del negocio.
La alta dirección tiene la responsabilidad de adaptarse, cambiar y no solo liderar el cambio, sino de crearlo.
El cambio no es una amenaza, sino una realidad. Con mentalidad de crecimiento, veremos las oportunidades, caminos y nuevas perspectivas que se abren todos los días, analicemos el futuro del negocio desde una nueva mirada digital.