Todos hemos escuchado hablar de lo que a veces creemos que es la versión moderna del “Boogeyman” hoy día, el RANSOMWARE. Hemos oído las historias y creemos que es un mito o algo real, pero que no nos va a afectar jamás. Hasta que un día nos toma desprevenidos.
Lastimosamente, a diferencia del mítico personaje que nos decían los abuelos a la hora de dormir, el Ransomware sí existe y es muy efectivo en su tarea de tomar nuestra valiosa data y convertirla en una verdadera pesadilla.
Sin embargo, hay ciertas acciones específicas que nos pueden ayudar a limitar el impacto que dicha “plaga” puede causar en caso de atacarnos. Hoy, vamos a enfocarnos en tres estrategias para estar mejor preparados:
Reducir el riesgo de infección
Usualmente las empresas invierten mucho en la seguridad de las redes y la detección de amenazas, pero descuidan la educación del usuario empresarial. Y ese suele ser el talón de Aquiles.
Un correo convincente a simple vista puede llevar al usuario a tomar una mala decisión como abrir un archivo, acceder a un link. Pero también una USB promocional, o una descarga no certificada, pueden ser puertas de ingreso que tiran a la basura la inversión en seguridad.
Campañas de educación al usuario, recordatorios gráficos de que es un riesgo real y latente, y medición periódica del nivel de seguridad práctica del usuario, son no solo útiles, sino fundamentales acciones.
Limitar la publicación de los datos
El ransomware crea terror al no solo encriptar nuestros datos, sino también al extraerlos y leerlos. La delicada información personal de nuestros clientes y negocios puede ser expuesta fácilmente si no pagamos el “Ransom” solicitado.
Este riesgo puede ser mitigado de dos formas:
Para esto, existen herramientas de analítica de datos especializadas que descubren, clasifican y alertan sobre el nivel de riesgo de los datos almacenados de manera no estructurada, permitiendo tomar acciones proactivamente para resguardar, eliminar o mover estos datos a repositorios más seguros.
Una vez que la infección se propaga, no se puede prevenir que el ransomware encripte la información, pero una base de datos encriptada reduce exponencialmente la posibilidad de explotación de nuestros datos y todas las consecuencias que la divulgación de estos puede provocar.
Recordemos que, informarnos sobre el nivel de encripción (y los mecanismos de protección de las llaves de encripción) que ofrece nuestra base de datos, nos puede ayudar a tomar decisiones fundamentales que harán una gran diferencia al momento de sufrir un ataque de Ransomware.
Recuperar mi información
Una vez que la información está encriptada por un ransomware, la única forma de recuperarla es asegurarnos de tener un respaldo confiable y bien protegido hacia el cual poder retornar.
No, probablemente no vamos a tener una recuperación total ya que el Ransomware usualmente pasa meses viendo, aprendiendo y propagándose en silencio, antes de actuar, lo que implica que los datos acumulados DESPUÉS del momento de infección serán considerados datos “sucios” que no debemos usar para la recuperación, porque reiniciarían la cadena infecciosa.
Pero, tener una herramienta de respaldo efectiva nos puede ayudar a:
Recordemos que los ransomware son acérrimos enemigos de los respaldos y por ende la plataforma de respaldo es siempre atacada con especial interés. Debemos asegurarnos de que nuestra solución de respaldo pueda protegerlos correctamente, encriptándolos, escribiéndolos de manera inmutable y asegurándonos que ningún ente (persona, programa o proceso) puede suplantar la identidad del administrador de respaldos.
¿Parece mucho trabajo? Lo es, pero con la asesoría correcta, esta labor puede simplificarse de gran manera, ayudarnos a pensar menos en el Boogeyman y más en nuestro descanso.